Ensayos: Walter Benjamin. Reseña de Dirección Única
Enviado el Monday, 03 March a las 20:13:27 por Artnovela |
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WALTER BENJAMIN: Dirección única. Alfaguara, Madrid, 2002. Traducción de J. J. del
Solar y Mercedes Allenezalazar.
por Fernando R. Herrera
Mago-profeta de las letras: el judío alemán Walter Benjamin (1892-1940), marxista en la vanguardia, flanêur en la escritura. En Dirección Única, colección de textos publicados originalmente en 1928, nos adentramos en una construcción móvil, en una deriva por calles y textos empedrados, apreciando el amable y fascinante pneuma benjamineano. Erramos por el libro, por extraños escritos encabezados por nombres como si de carteles indicadores se tratase, y por momentos somos transeúntes microscópicos. Como una suerte de Kabalah portátil, Dirección única nos interpela desde el vertiginoso relato de una Historia de escombros, sueños y decadencias, desde la visión modernista de lo urbano como una nueva Babel aún por descubrir.
En estos pequeños pasajes inclasificables, quizá cercanos al aforismo o a la crónica de lo cósmico-cotidiano, el autor traza una singular lectura de acontecimientos encontrados entre su vida de homme de lettres y la historia de Alemania. Su múltiple mirada, al fusionar lo estético, lo poético, y lo político, lo crítico, realza una busca de la experiencia como noción constante de reflexión. Una experiencia devaluada, corrompida y decadente que, después de la Gran Guerra, desembocaría más tarde en el ascenso del fascismo y la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. En tal contexto, un integral análisis del contexto social y político del momento se hace condición inexpugnable: Una curiosa paradoja: al actuar, la gente piensa en su interés privado más mezquino, pero al mismo tiempo, su comportamiento está más que nunca condicionado por los instintos de masa. Dice Benjamin: "(...) así, en esta sociedad, el cuadro de la imbecilidad es completo (...)" . En 1928 Benjamin observa: la naturaleza del capitalismo se han instalado en lo más hondo de la experiencia humana, crecientemente regida por la producción de mercancías y la fetichización de las relaciones sociales. Según Benjamin, fiel y heterodoxo lector de Marx, el capitalismo representa el infierno secularizado donde la vida se sustrae a la percepción directa y a la comprensión; un ocultamiento y hasta un disfrute emanan del reino de las mercancías.
Nuestro autor se ahoga en un espacio que se eleva por sobre las realidades política y social del momento, y se expone, creemos, en palabras que abren lo comentado en múltiples planos, y que al mismo tiempo se dan como sin querer, pues "en la improvisación reside la fuerza". Para los grandes hombres, las obras concluidas tienen menos peso que aquellos fragmentos en los cuales trabajan a lo largo de toda su vida. Pues la conclusión sólo colma de una incomparable alegría al más débil y disperso .
Influenciado en gran medida, dada su estrecha relación con Gershom Scholem, por estrategias de la hermenéutica judía, Benjamin explora la acción de la escritura al abrigo de la imprevisibilidad que cada palabra dada manifiesta; la imagen de sus textos se posiciona frente a la irrupción -como en Kafka, su influencia mesiánica- de una imprescindible "dirección contraria": "Los libros y las prostitutas pueden llevarse a la cama". Una extraña imaginación, que embriaga y desconcierta, hace de la escritura de Benjamin un ámbito de reflexión desprendido de la teoría y la especulación que se posa allí donde la expresión deviene profecía. Por ello, el autor enciende en nosotros, lectores, un creciente grado de expectativa que hace de su obra un mundo siempre indefinido, mágico e incontrolable.
La teoría del lenguaje desarrollada por el autor en su temprano ensayo titulado Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres se refleja ya en el porvenir de esta colección de textos. Inspirado en el relato del Génesis, pues para él, la Biblia se caracteriza entre otras cosas por se un laboratorio del lenguaje, Benjamin analiza cuidadosamente las cualidades simbólicas de la palabra adánica -el nombre justo, que no esencial-, previo al lenguaje conceptual, al lenguaje fetichizado de lo habitual. Dice Benjamin: La libertad de la conversación se está perdiendo. ¿Por qué? Porque hablamos de forma automática, nombrando según "costos" mediatizados por la "historia de los vencedores", por la mentira y la alienación. Así, Benjamin nos revela y nos sugiere indirectamente, en la mueca que dibujan los textos de Dirección única, una intensa y utópica búsqueda que actúe como llave de una nueva relación con lo real en, y no a través del lenguaje. La exhumación del sentido simbólico-relacional de las palabras, frente al concepto dualista, se situará fuera de la lógica ("un sacerdote elevaba un fetiche mejicano ante un busto de Dios Padre") que hace del lenguaje un mero instrumento comunicativo; una nueva relación con éste posará el punto de fuga de una posible ida y vuelta a la palabra revelada, a una palabra cargada de singularidad (lo singular es subversivo, nos dice Edmond Jabès) ética, enriquecedora de felicidades. "(...) sólo el texto copiado puede dar órdenes al alma de quien lo está trabajando, mientras que el simple lector jamás conocerá los nuevos pasajes que, dentro de él, va convocando el texto, esa carretera que atraviesa una cada vez más densa selva interior..."
El autor nos escribe otro decir, una entrada en la carne (nuestra) del lenguaje. Porque, ¿acaso no se incorpora y se abraza algo otro, invisible, al copiar? En sus textos, dispersos y fragmentarios, Walter Benjamin se apresta a afirmar una palabra singular que modifique nuestra experiencia, que nos haga escuchar con atención el diálogo inconcluso de las palabras consigo mismas. Pero, ¿dónde encontraremos la porción olvidada de una palabra que trasciende lo dicho, que como parte del tiempo se retuerce en nuestra carne? En el habitar la prohibición, cerca de la palabra. En el vivir otra política, como escritura, máximo exponente del des-interés.
Los textos de Benjamin nos comprometen:
son escritura de aquello de lo que no se puede hablar.
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